¿Recuerdas la última vez que sentiste verdadera ilusión por algo? No solo emoción, sino esa sensación de mariposas en el estómago, de curiosidad desbordante, de asombro puro. De niños nos pasa todo el tiempo, pero cuando crecemos, pareciera que esa magia se vuelve más difícil de encontrar. Para mí, viajar es una de las maneras en la que vuelvo a conectar con esa sensación, con esa versión de mí que se emocionaba por lo desconocido.

Imagen creada por mi con inteligencia artificial en OpenArt.
La primera chispa de curiosidad por viajar
De pequeña, mi papá viajaba mucho por trabajo, y hasta ahora recuerdo lo emocionada que me ponía ir al aeropuerto, aunque fuera solo para recibirlo desde afuera. Me encantaba mirar a la gente entrar y salir, imaginar a dónde iban, qué historias llevaban consigo. No lo entendía del todo en ese momento, pero ahora me doy cuenta de que lo que me fascinaba no era solo el avión o el movimiento del lugar, sino la idea de que cada persona ahí estaba a punto de comenzar una nueva aventura. Algo en esa posibilidad me llenaba de ilusión.
Años después, cuando estaba en la universidad, me preguntaron dónde me veía en 5 y 10 años. Nunca fui de esas personas con un plan claro, con una lista de pasos a seguir. Para mí, el futuro siempre se veía borroso, pero había una imagen que tenía sentido en mi cabeza: viajando de ciudad en ciudad, diseñando escenografías para distintos shows.
Sonaba raro para mis amigos (porque claro, en mi carrera la ruta “lógica” era otra), pero para mí tenía todo el sentido del mundo. No se trataba solo de diseñar, sino de crear espacios que transportaran a la gente a otras realidades, que los hicieran sentir algo nuevo, como cuando yo miraba el aeropuerto y me imaginaba destinos desconocidos.
Viajar para reencontrarme con mi niña interior
Y aunque la vida me llevó por caminos distintos, esa sensación sigue ahí. La sensación de asombro, de curiosidad, de no saber exactamente qué sigue pero emocionarme por la posibilidad.
Viajar, para mí, es eso. Es la manera en la que me reconecto con la niña que soñaba despierta viendo aviones despegar. Es la excusa perfecta para perderme, para explorar, para no tener todas las respuestas y estar bien con eso.
Y no es algo que me venga natural. En mi día a día, mi instinto es más bien el de querer quedarme segura, rodeada de lo familiar, en mi espacio conocido. Pero cuando miro atrás, me doy cuenta de que las experiencias que más me han marcado, las que más recuerdo con cariño, son precisamente las que me sacaron de ahí. Esos momentos en los que, sin planearlo, algo me hizo salirme de mi zona de confort y mirar el mundo con otros ojos.
Momentos de viaje que me hicieron sentir como niña otra vez
Recientemente, he vivido momentos que me han hecho sentir exactamente así. Como cuando hicimos una caminata en familia en Vancouver Island y, aunque siempre pensé que ese tipo de actividades no eran lo mío, el camino entre ramas, troncos y niebla parecía una aventura sacada de un cuento infantil. Y al final, cuando llegamos al mar, alguien nos dijo: “¡hay ballenas!”. Las vimos de lejos, pero fue la cereza en el pastel, un momento tan surreal que parecía sacado de un sueño.



O aquella vez que terminamos quedándonos unos días en la casa de una familia portuguesa en el campo y, sin planearlo, terminé bailando folk en una fiesta de cumpleaños. O cuando, en las afueras de Siem Reap, en Cambodia escuchamos música a lo lejos mientras andábamos en bicicleta y decidimos explorar. Siguiéndola, llegamos a una pequeña reunión familiar por el cumple de una niña, pero nos recibieron con una amabilidad increíble, compartiendo sus cervezas “al tiempo” (porque así se toman allá). Pequeños momentos, grandes recuerdos.


Cómo traer la magia de los viajes a tu día a día
Viajar no es solo moverse de un lugar a otro. Es una forma de mantener viva la curiosidad, de permitirse sorprenderse, de dejar espacio para lo inesperado. Cuando somos niños, sentimos asombro por todo, pero cuando crecemos dejamos de buscarlo. Nos acostumbramos a lo predecible, a lo seguro. Pero la magia sigue ahí, solo tenemos que hacer el esfuerzo de verla.
Si sientes que tu rutina te tiene atrapada y necesitas un poco de esa chispa, aquí tienes algunas ideas para empezar:
- Haz algo por primera vez, aunque sea en tu propia ciudad.
- Cambia tu ruta habitual y fíjate en los pequeños detalles.
- Conversa con alguien nuevo, deja que te cuente su historia.
- Prueba una comida que nunca antes habías probado.
- Di que sí a algo que normalmente rechazarías.
Y si quieres más inspiración, te invito a leer 10 ideas inspiradoras para romper la rutina y agregar magia a tu vida. No necesitas viajar al otro lado del mundo para reencontrarte con esa sensación, a veces basta con hacer algo diferente, con abrirse a nuevas experiencias, con mirar lo cotidiano con otros ojos.
Y tú, ¿qué haces para sentirte curiosa, asombrada, como cuando eras niña? ¿Hay algo en tu vida ahora que te despierte esa misma ilusión? Cuéntamelo en los comentarios, quiero leerte. 💜
Me encantaría viajar!!!! Soy mamá soltera y tengo 2 jovencitos universitarios…ya te imaginarás mi billetera.. cuando era pequeña amaba la noche.. porque papá llegaba del trabajo y me sentaba a su lado a ver TV y esperar que me lleve a mi cuarto ….para que continúe leyendo el libro que me leia todas las noches ( ahí nació mi amor por los libros) y ese mismo amor lo he compartido con mis hijos ❤️
Qué lindo leer eso Ely! Me encanta que hayas conectado con ese recuerdo, y hasta me lo he imaginado clarito jeje. Qué bonito es cuando esas emociones te dejan también hábitos tan importantes como leer. Muchísimas gracias por comentar y te mando muchas buenas vibras, a ti y a tu billetera 🙂
Dani! Me encanta leerte y te sigo desde el 1er año de Dulce Compañía. Yo amo mantener mi “Niña” siempre presente y muchas de las cosas que recomiendas las hago sin darme cuenta, y sí, tienen ese efecto sorpresivo y agradable. Tal vez por eso, no tengo miedo de hablar con las personas o viajar sola. Me encanta que compartas con nosotros tus experiencias, emociones y crecimiento interior. Te seguiré forever and ever! Saludos a todos por la casa rodante 🥰
Ahh no había visto tu mensaje Mariella! Mil gracias por escribiiiir, qué chevere que ya hagas esas cosas, es difícil verlo en otras personas hoy en día creo. Estoy aún en proceso de encontrarme “fuera” de Dulce Compañía y tus palabras me dan un abracito cálido. Un gran abrazo 🙂