¿Te ha pasado que miras atrás y te das cuenta de que algo que hiciste hace años te enseñó mucho más de lo que imaginabas? En 2016, sin planearlo demasiado, me lancé a un reto de 100 días, el #The100DayProject que terminó mostrándome lo poderosa que puede ser la constancia. Ahora, casi una década después, vuelvo a hacerlo, pero desde una realidad completamente distinta: antes viajábamos en pareja con lo justo en la mochila, hoy lo hacemos en familia y en camper. ¿Cómo ha cambiado la experiencia? ¿Qué sigue igual? Vamos a descubrirlo juntas.

2016: viajar ligero y descubrir lo cotidiano
En 2016, me lancé a un reto que, sin saberlo, me enseñaría una de las lecciones más valiosas de mi vida: puedo ser constante si solo me decido a empezar. Se llamaba The 100 Day Project y mi misión era simple: capturar y compartir, durante 100 días seguidos, pequeños fragmentos de nuestros viajes en pareja antes de nuestro matrimonio. Eran tiempos de mochilas al hombro, presupuestos ajustados y cero planes a largo plazo. Pero cada imagen, cada historia que conté, me recordaba que los momentos más valiosos ocurren cuando simplemente nos atrevemos.




Cada día de ese reto me empujaba a observar más, a valorar lo que tenía en frente y a encontrar belleza en lo cotidiano. No importaba si estábamos en una gran ciudad o en un pueblo remoto, el ejercicio de documentar y compartir se volvió un hábito que disfruté más de lo que esperaba. Y sobre todo, me hizo ver que la constancia no se trata de tener motivación eterna, sino de aprender a seguir adelante incluso cuando las ganas no están.
2025: una nueva etapa, el mismo desafío
Hoy, en 2025, vuelvo a hacer este proyecto, pero con una perspectiva completamente diferente. Ya no somos solo dos; ahora viajamos en camper con nuestros hijos, y aunque la logística es otra, la esencia sigue intacta: la aventura está en los detalles, en los días buenos y en los caóticos, en lo inesperado y en lo que nos atrevemos a vivir. Y sí, sigue siendo un reto enorme. Pero si algo aprendí en 2016 es que no necesitas tener todo resuelto para empezar, solo necesitas dar el primer paso.


Ahora, documentar nuestro viaje no es solo una forma de capturar recuerdos, sino también de ver cómo hemos cambiado. Si antes las fotos eran de fiestas o trenes nocturnos, ahora son de desayunos en la camper con los niños y de la emoción de encontrar un lugar nuevo donde estacionarnos. El cambio de perspectiva es evidente, pero la emoción por descubrir sigue siendo la misma.
Este nuevo reto lo estoy compartiendo día a día en mis historias de Instagram, así que si quieres seguirlo en tiempo real, ¡nos vemos por allá!
La clave está en la constancia (aunque a veces me lo tenga que recordar)
Si bien este reto me enseñó que puedo ser constante, la verdad es que no es algo que me salga natural. Mi modus operandi regular es empezar con entusiasmo y luego dejar que otras cosas se interpongan. Por eso, ahora que estoy pasando por una etapa de cambios donde es muy fácil abandonar proyectos, me estoy forzando a hacerlo y recordármelo a diario. Porque sé que sí soy capaz y porque sé que cuando me esfuerzo en ser constante, siempre encuentro algo valioso en el proceso.




Si alguna vez has querido empezar algo—ya sea un proyecto creativo, un hábito nuevo o un gran cambio en tu vida—quiero recordarte que no tienes que tener todo planeado. Solo necesitas empezar. El camino se va construyendo solo cuando das el primer paso.
Si no sabes bien qué es The 100 Day Project pero quieres unirte o probarlo, te dejo este otro blogpost donde explico todo y además puedes descargar gratis un tracker para organizarte.
¿Y tú? ¿Te animas al reto de 100 días? O tal vez has dejado algo a medias porque parecía imposible. Cuéntamelo en los comentarios o en Instagram, ¡quiero leerte y animarte a dar ese primer paso! 😊