Diario de vida en una camper: el caos bonito de un día cualquiera

¿Te has preguntado cómo es vivir en una casa rodante, donde cada día es una nueva aventura? En este blogpost estilo diario de viaje, te cuento cómo es un día típico de nuestra vida nómada actual. Desde las mañanas tranquilas en las que aprovecho el silencio para trabajar en mi blog, hasta las tardes llenas de descubrimientos, juegos y momentos especiales con los pequeños. Aquí verás cómo, entre el aparente caos, cada día está lleno de magia, mostrándote que no es necesario vivir en una camper para romper con la rutina y encontrar esos pequeños momentos que nos hacen vivir bonito.

Día #210 en ruta

Coordenadas: somewhere en Portugal

Clima: ligeramente nublado con pocas probabilidades de lluvia

Mañana: la paz antes del ajetreo

Hora: alrededor de las 7:00 a.m. (todavía oscuro aquí, y perfecto para despertar con calma).

Actividad: un rato para mí y un buen desayuno que no falla.

Últimamente, me siento realizada cuando logro despertarme naturalmente antes que todos, justo cuando todavía está oscuro (me toca hacer mis movimientos de ninja para salir de la cama sin despertar a André, pero se logra). A esa hora, la camper está en completo silencio, y puedo dedicarme a escribir con calma, al menos durante mi pequeña “hora secreta”, antes de que empiece el ajetreo. Algunas mañanas me escapo afuera para disfrutar la tranquilidad; otras, me quedo en nuestra mini mesa multiusos (que, sí, es oficina, comedor y mesa de actividades todo en uno). Hoy fue el primero porque el camping tenía espacio de co-working 🤩.

Eventualmente, el caos matutino empieza con Luka diciendo “soñé que estaba en una expedición con los Paw Patrol” o, el temido “me hice pipí en el pantalón”. Antes, yo me encargaba del desayuno, pero ahora le agradezco un montón a André porque ha tomado esa misión por completo para darme más tiempo para armar el blog. Y, ojo, que aquí el desayuno no es cosa de “solo pan y café”. Nos gusta variar en la semana: lunes de pan con tortilla de jamón y espinaca, martes de ensalada de frutas con yogurt y granola, miércoles de panqueques, y así…siempre, siempre con rica avena caliente y jugo. Aunque no tomo café, el desayuno es sagrado para arrancar el día con energía.

Media mañana: entre actividades, carretera y tesoros naturales

Hora: aproximadamente 9:45 a.m.

Actividad: abanico de opciones entre clases con mamá, manejada o aventuras con papá

Algunos días, como hoy, nos quedamos en la camper, y ahí es cuando me convierto en Miss Mamá. Seguimos una guía de actividades para pre-escolares y cada semana tenemos un tema nuevo; esta nos tocó construcción y la anterior animales salvajes. Hemos hecho desde búsquedas del tesoro (que involucran las letras de sus nombres en post-its escondidos por todos lados), pasando por curiosos experimentos STEM que aman, hasta cuentos leídos en voz alta a través de Youtube. Me las tengo que ingeniar con lo que tenemos pero verlos aprender así, mientras se divierten, es uno de esos recuerdos que vale cada segundo de este estilo de vida.

Otros días, estas horas son de carretera, y no hay mucho que hacer más que escuchar historias (les encantan las de la app Cuentología y el podcast Cráneo), conversar o simplemente pensar en silencio entre curva y curva. Intentar otra actividad es un reto porque las cosas sobre ruedas no suelen acabar bien (spoiler: mareos 🤢 y caras de “mamá, ¿ya llegamos?”). Estas son las realidades de vivir en una casa que no siempre está “quieta” jeje.

Y luego están esas mañanas en las que André se lleva a los chicos a una caminata o a jugar al aire libre. Ahí aprovecho una ventana sagrada de paz y trabajo en el blog como si no hubiera mañana… o al menos hasta que regresan con los cachetes rojos y las manos llenas de “tesoros” naturales (piñas, piedras, ramas, y hasta cosas que no identifico de inmediato).

Tarde: adonde nos lleve el viento

Hora: 2:30 p.m.

Actividad: exploración sin planes

Después del almuerzo, las tardes son para descubrir. Ya sea un pueblito pintoresco, un parque natural o los innumerables playgrounds y bibliotecas públicas, vamos a donde nos lleve el camino. De alguna forma, siempre encontramos esos rincones que parecen estar esperándonos, como si fueran parte del plan (aunque no haya plan).

También es mayormente en este momento del día cuando suele suceder la magia de conocer gente. André es el social, el que hace amigos en segundos (y yo lo sigo, con mi cara de “¿y ahora a quién conocimos?” jeje). Más de una vez hemos terminado en cenas improvisadas con personas que cruzamos en el camino, compartiendo historias y risas que nos recuerdan que, aunque seamos de lugares y culturas tan distintos, al final todos buscamos lo mismo: disfrutar, pertenecer y conectar.

Y es curioso, porque nos hemos dado cuenta de que, más que los lugares, son las personas las que hacen la diferencia. Es increíble cómo una sonrisa, una charla o la amabilidad de otro viajero o un local puede transformar cualquier rincón del mundo en un lugar especial. La energía de la gente le da vida a cada lugar que visitamos, y esas conexiones son lo que hace que todo cobre sentido para nosotros.

Nota al margen: después de tantos años juntos, hace unas semanas le pregunté por 1ra vez a André, ¿cómo haces para hablar con la gente tan fácil? El mejor truco según “el social”: hacer contacto visual, saludarlos y luego hacerles un comentario adicional sobre cualquier cosa para empezar la conversación. Su camper, su perro, el clima, los vecinos, lo que sea…con la práctica se hace cada vez más fácil. Es mega simple pero no se me había ocurrido que era tan sencillo hasta entonces jaja.

Noche: rutinas, calma y tiempo para nosotros

Hora: 7:00 p.m.

Actividad: rutina nocturna

Al final del día, aunque estemos todos cansados y estacionados en lugares distintos cada noche, la rutina nos da una sensación de hogar. Después de la cena, los chicos se alistan para leer un cuento juntos en pijama. Luego cada uno comparte su agradecimiento por lo mejor de su día, y cerramos con una canción antes del beso de buenas noches. 

Nota al margen: nunca lo digo, pero yo también agradezco todos los días porque duermen como troncos jeje. Después de decir “hasta mañana”, ¡ya no se levantan por nada hasta el día siguiente! 🙏

Cuando finalmente el silencio vuelve, André y yo tenemos un momento para nosotros. A veces trabajamos un rato más, otras veces ponemos una serie en Netflix, y las mejores noches son aquellas donde simplemente conversamos sobre cómo nos sorprendió el día, los planes para mañana o las nuevas ideas que queremos intentar. Es en estos momentos donde siento que, aunque vivamos en movimiento, hemos encontrado un ritmo propio que nos une y nos hace sentir en casa, sin importar en qué lugar del mapa estemos.

¿Conclusión?

Esta vida en una camper puede parecer caótica, pero también tiene un encanto que difícilmente cambiaríamos por algo más en esta temporada de nuestras vidas. Para nosotros, no se trata solo de “cambiar de lugar”; es cambiar de perspectiva, de prioridades y hasta de manera de vivir. Cada día me enseña algo, como a soltar la idea de perfección (mi Dani perfeccionista se lo repite a diario) y a valorar esos pequeños momentos que realmente son los que llenan el corazón.

Y no es necesario vivir en una casa rodante para crear nuevas aventuras y romper con lo habitual; a veces, solo se trata de agregar pequeñas acciones que nos hagan reconectar con lo que somos. Es en esa mezcla de rutinas y sorpresas donde está el verdadero encanto de vivir con propósito, o como me gusta llamarlo, vivir bonito. ¿Qué dices, te animas a cambiar un poco tu día a día?